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martes, 5 de octubre de 2010

Los Días Sin Enemigos

Veinte años atrás, cuando mi abuelo seguía con vida y yo era un niño, me sentaba en su rodilla y me hablaba de las guerras peleadas en el ayer, de las armas, de los ejércitos, pero sobre todo de los enemigos: nazis, soviéticos, talibanes, terroristas, insurgentes. Vivía en una era en la que se podía justificar hacer de un blanco a los hombres.

Hoy todo es diferente. Nadie quiere luchar, pero todos queremos sobrevivir.

Favre

-I-

Un domingo cualquiera puedes ganar la lotería, conseguirte un ascenso, comprarte esa enorme tele LCD o, si te atrae la cursilería, encontrar el amor de tu vida. Un domingo cualquiera puedes perder tu dinero de la hipoteca en una apuesta, terminar atropellado por un borracho, embarazar a tu novia menor de edad o ser asesinado por un puñado de cambio y un pase de autobús.

Éste es un mundo que gira en torno al eje de la causalidad, ese motor que hace que las cosas buenas le pasen a los malos y las malas a los buenos. Seguro eso te ha recordado que la vida es injusta; te diré que estás equivocado. La vida sólo es, aunque dependa del hombre para ejercer sus misteriosas fuerzas.

Justo ahora me dejo llevar por esas mismas fuerzas y energías, transformándome en un vehículo que le dará propósito a las advertencias de Schopenhauer y de Murphy. Como una plaga bíblica, destruiré la vida de un charlatán, un déspota con máscara de santo, en parte porque se lo merece, en parte porque quiero ver qué se siente. Quiero verlo sufrir y gemir.

Voy a recordarle que él también es un hombre.

miércoles, 2 de junio de 2010

El Ángel de Cenizas - Parte 9 (FINAL)

La mañana siguiente nadie recordaba a quien alguna vez se llamó Freya. Tobías nunca tuvo que competir por el amor de sus padres; se volvió hijo único. María y Bárbara nunca fueron el apoyo moral de nadie, y por lo tanto jamás se conocieron. Ninguna persona o ser fue tocado por el fuego de Freya; sin embargo, todos cargaban ese vacío como una melancolía inexplicable, despertada cada vez que miraban bellos ojos cafés o escuchaban una alegre y tímida risa juvenil. Sólo Marco estaría consciente de la razón detrás de este dolor; ésta sería su merecida penitencia por sufrir un amor sin visión ni futuro.

lunes, 31 de mayo de 2010

El Ángel de Cenizas - Parte 8

La última pieza del concierto se tocó muy a prisa, pero con suficiente cuidado para evitar cometer errores importantes. La despedida de Marco se firmó en similar medida: un agradecimiento breve y carente de emoción. Marco anunció también un intermedio y el nombre del próximo músico; luego tomó su instrumento y se retiró a camerinos antes de salir proyectado fuera del auditorio. Tuvo que surcar un mar de admiradores en el vestíbulo para poder salir.

miércoles, 26 de mayo de 2010

El Ángel de Cenizas - Parte 7

Marcó abrió la noche de trova con una pieza de Serrat, tocada con un estilo personal y hermoso. A pesar de tomarse libertades en su ejecución, no había nota exagerada o de sobra en los vibrantes arpegios que rodaban de sus dedos. Cada uno daba algo qué agregar y complementar a la canción, haciéndola exquisita y pura en honor a su compositor.

martes, 18 de mayo de 2010

El Ángel de Cenizas - Parte 6

La cocina secretaba la bienvenida esencia de comida casera hasta el modesto comedor para seis, perdiendo intensidad conforme recorría otras áreas de la casa. La mesa de patas negras y cuerpo de cristal llevaba acolchados manteles con patrones de girasoles pintados en acuarela, presumiendo colores que hacían conjunto con el frutero que fungía de centro. Los azulejos blancos con angulares motivos grises, junto con tonalidades albinas en las paredes, hacían pareciera un cuarto más grande. Sólo unas alacenas altas rompían la ilusión.

martes, 11 de mayo de 2010

El Ángel de Cenizas - Partes 4 & 5

El interés y la emoción eran más que suficientes para que Bárbara y María no se rieran de la cara de jitomate que tenía su mejor amiga.

-¡Qué lindo!

-¿Verdad que sí? -recalcó Bárbara.

Una sonrisa pícara y triunfante dividía el rostro de Freya con franjas albinas. La semilla de la victoria le dio el empuje para sobrevivir cinco minutos de inmisericorde interrogatorio sobre cada pequeño detalle del evento: hora, lugar, atuendo de los participantes, testigos –si es que los había- y casi dirección del viento y presión atmosférica. Cada respuesta se vocalizaba con un candor despierto, ansioso y vivaracho; era una de las contadas ocasiones en que Freya compartía tanto de sí, aunque su usual ser aparecía de vez en cuando en las sombras que nacían de la luz que su rostro irradiaba.

miércoles, 5 de mayo de 2010

El Ángel de Cenizas - Parte 3

Freya conoció a Marco un día que regresaba de clases a pie. Estaba en la plaza principal de un parque, tocando en su guitarra roja notas perezosas similares a la tonalidad de Coltrane y Davis. Sus dedos recorrían las pisadas como un trotamundos en una tierra vasta, pero a la vez conocida. La barba sin afeitar lo hacía al menos tres años más viejo que Freya, pero algo en su melancólico y profundo aire acelero su corazón a la frontera de la taquicardia. Quizá era su sensibilidad artística en un mundo donde la razón humana gobierna suprema, o su indiferencia ante el mismo; era un enigma del que estaba hambrienta y sedienta.

lunes, 3 de mayo de 2010

Somos Rickson

Yo soy Rickson, y también lo son los otros veintitrés en este cuarto.

jueves, 29 de abril de 2010

El Ángel de Cenizas - Parte 2

El primer periodo de clases había llegado a su conclusión, o al menos eso hacía saber la campana que con su timbre alcanzaba todo rincón de la preparatoria. Freya exhaló un alongado bostezo en lo que se ajustaba el suéter del uniforme. Después puso los codos en la paleta de su pupitre y descansó su quijada en sus palmas. La clase de psicología había sido tan interesante como el camino a la escuela y la subsecuente llegada tardía por culpa del tránsito matutino. Freya ya sentía pena sin que su padre tuviese que recordarle lo tarde que se le había hecho por tantas distracciones; sin embargo, tampoco era un caso que le causase mayor remordimiento. Todo recaía en ser más eficiente a la hora de levantarse.

lunes, 26 de abril de 2010

Matando Hombres Muertos - Capítulo 5

"Aquí no están ni Joey ni Franco." pensaba Junior Borja hace unos minutos, cuando su débil y asustado ser era tan lento que no podía comprender que lo transportaban al sitio de su ejecución. Momentos después de que Marty manejara varios kilómetros en dirección a la nada, Junior estaba de rodillas en un gran hoyo cavado en la arena, pidiendo piedad a los captores que lo miraban desde arriba. Marty mantenía su expresión de granito y Parco su perpetua expresión de melancolía y aburrimiento.

-¡En serio! ¡No tienen por qué hacer esto! ¡Puedo pagarles! ¡Puedo matar al tipo ese si quieren! –imploraba Junior, la cara enrojecida y la voz debilitada por el pánico. Echó un grito cuando Parco sacó una pistola automática de su cinturón.

-No. Junior. Carajo, deja de chillar. –decía Parco con la emoción de alguien totalmente desinteresado.

El corredor de apuestas chillaba cada vez que el cañón de la Beretta pasaba por su cuerpo, provocando que Parco se hartara, pues ni el seguro de la pistola había retirado siquiera. El asesino de gafas suspiró y comenzó a tallarse el costado de la cabeza con la parte superior del arma.

-¿Qué quieres entonces, que Marty se baje a ese agujero y te mate a golpes? –Parco se cruzó de brazos. -Creo que trae un bat en la cajuela. ¿Traes un bat en la cajuela?

Marty asintió sin decir nada y Junior chilló otra vez al imaginarse el sufrimiento; sin embargo, la falta de conciencia de Parco hacia su vida lo aterrorizaba mas que esa pistola que cargaba. Entonces tuvo una epifanía y entendió que realmente las armas no matan, sino la gente que las porta, gente tan inhumana como Parco Viletti.

jueves, 22 de abril de 2010

El Ángel de Cenizas - Parte 1

Pocas cosas son más bellas que una mujer pura.

Freya se pasó más de diez minutos frente al espejo jugando a sonreír. Sus perlas alineadas adquirían un tinte incandescente con el candor rojo de sus carnosos labios. No había mueca que pasase desapercibida ante tan angelical porte, una cualidad de la jovencita de cabello rubio oscuro que muchas veces no admitía o siquiera conocía. Se encontraba en el baño con el húmedo cabello colgando empapado de las suaves facciones de su rostro, con una larga toalla envuelta sobre el torso. Algo de agua aún recorría su piel como sudor al hacer el amor; afortunadamente no bloqueaba su visión ni su casi científico análisis de sus sonrisas.

viernes, 16 de abril de 2010

Requiém para la Belleza Carmesí

A todo lo trágico y todo lo bello.

Ayer me habló una guitarra.

Era de cuerpo rubí reluciente, cuello de garza y voz clara como la caída de una cascada; algo en sus harmonías me provocaba. Irónicamente, ella era tan tímida como una novia reservada. Sólo el cálido tacto de un muchacho con manos de obrero era capaz de arrancarle probadas a su delicada voz tan hermosamente afinada.

Tomó algo de tiempo ganarme su confianza en aquel parque acariciado por el mediodía. Justo cuando su voz estaba a punto de alcanzar su cénit, sus musicales palabras eran superadas por el sonrojo de una imposible timidez. Perseveré. Poco a poco me volví su confidente con un silencio cargado de comprensión y muda pleitesía que pudo comprender. Así pues, habiéndose relajado, dio inicio a su relato con un lento pero constante ritmo en su voz, como si ésta se encontrara aún tullida e insegura.

No se molestó en hacerme saber su nombre. Prefirió contarme la historia de su antiguo amor con una candidez que sacudió mi corazón.

miércoles, 14 de abril de 2010

Digan Hola a Míster Violencia

Hay una bestia en todos.


Sueño con lastimarte a ti, a tus hermanos, a tus padres y a tu perro. No estoy hablando de insultos, comentarios indiscretos o ácidos chismes a tus espaldas; hablo de molerte a puñetazos, pisotearte el rostro y patearte el pecho hasta que quede un cráter. No me preguntes por qué. Sería como preguntarme por qué respiro.

La verdad es que no te conozco y difícilmente me voy a interesar por cambiar ese hecho. Carajo. Lo mas probable es que jamás crucemos miradas; pero en el desafortunado caso de que así fuera, te aseguro que verías a un tipo rudo, loco y desatado.

También te irías sin un solo rasguño, y eso porque encima de todo soy un cobarde. Podía hablarte a detalle –y ad nauseum- sobre el coma en el que te dejaría si se me viniera en gana ponerte las manos encima, pero luego te reirías al verme titubear o, peor aún, huir. No es que sea débil, o que le tema al dolor. Simplemente me corroe la enfermedad de la incertidumbre y la falta de espontaneidad, como seguro a ti también te sucede. Tú y yo estamos anclados por una clase de miedo tan mordaz que encontró la manera de volverse aceptable: el miedo a las consecuencias y lo desconocido. Así que, cuando piense en destrozarte, encontraré mi supuesto plan perfecto mas emocionante que lo que sucedería en realidad, donde todo saldría en mi contra. Lo curioso es que seguro no te mataría, mutilaría ni violaría, así que no debo estar tan deschavetado. Considérate afortunado.

¿Conoces a Nicky Santoro, de la película Casino? Ese es la clase de tipo duro que me gustaría ser, llevando trajes caros y anillos que me costarían ahora tres años de salario, usando gafas tan negras como mi interior y caminando con el mundo extendiéndose a mis pies. Como Nicky quiero tener el poder para doblegar a otros y humillarlos a voluntad, excitándome con su miedo. Quiero ser la ley en las calles, el enemigo público, la mala influencia para tus hijos. No ansío mas que una muerte cobarde después de incontables intentos por ponerme en mi lugar de parte de enemigos y traidores, ni anhelo otra cosa que no sea jugar al póker y tomar cerveza con el diablo cuando mi tiempo en la tierra se termine. Quiero que pongan una lápida podrida sobre mi tumba que lleve inscrita “Violencia y Maldad” bajo mi nombre, en letras que puedas leer a kilómetros de distancia, y que la fosa en la que me entierren lance smog, cenizas y azufre por toda la eternidad.

Es una lástima, ya que seguro nada de eso va a pasar. Todo porque no puedo atreverme a dejar que mi verdadera naturaleza siga su curso. Me han domesticado como a ti para seguir reglas y temerle a todo: a los padres, la policía y a Dios. Soy un eunuco, un culón, y a pesar de ello el hecho de que acepto mi situación y verdadera identidad seguro me hace mejor persona que tú.

En fin. ¿Qué se le va a hacer? Sigue tu aburrido camino y vete sin cuidado, que por mas que lo desee te voy a dejar en una sola pieza; no obstante, jamás se te olvide que cuando el día muera y las centellas de esta veloz ciudad aúllen, en los sueños de sangre que mis frustraciones han erigido, te voy a borrar esa estúpida sonrisa de la cara. A ti y al idiota que puede tengas o no al lado.