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jueves, 29 de abril de 2010

El Ángel de Cenizas - Parte 2

El primer periodo de clases había llegado a su conclusión, o al menos eso hacía saber la campana que con su timbre alcanzaba todo rincón de la preparatoria. Freya exhaló un alongado bostezo en lo que se ajustaba el suéter del uniforme. Después puso los codos en la paleta de su pupitre y descansó su quijada en sus palmas. La clase de psicología había sido tan interesante como el camino a la escuela y la subsecuente llegada tardía por culpa del tránsito matutino. Freya ya sentía pena sin que su padre tuviese que recordarle lo tarde que se le había hecho por tantas distracciones; sin embargo, tampoco era un caso que le causase mayor remordimiento. Todo recaía en ser más eficiente a la hora de levantarse.

lunes, 26 de abril de 2010

Matando Hombres Muertos - Capítulo 5

"Aquí no están ni Joey ni Franco." pensaba Junior Borja hace unos minutos, cuando su débil y asustado ser era tan lento que no podía comprender que lo transportaban al sitio de su ejecución. Momentos después de que Marty manejara varios kilómetros en dirección a la nada, Junior estaba de rodillas en un gran hoyo cavado en la arena, pidiendo piedad a los captores que lo miraban desde arriba. Marty mantenía su expresión de granito y Parco su perpetua expresión de melancolía y aburrimiento.

-¡En serio! ¡No tienen por qué hacer esto! ¡Puedo pagarles! ¡Puedo matar al tipo ese si quieren! –imploraba Junior, la cara enrojecida y la voz debilitada por el pánico. Echó un grito cuando Parco sacó una pistola automática de su cinturón.

-No. Junior. Carajo, deja de chillar. –decía Parco con la emoción de alguien totalmente desinteresado.

El corredor de apuestas chillaba cada vez que el cañón de la Beretta pasaba por su cuerpo, provocando que Parco se hartara, pues ni el seguro de la pistola había retirado siquiera. El asesino de gafas suspiró y comenzó a tallarse el costado de la cabeza con la parte superior del arma.

-¿Qué quieres entonces, que Marty se baje a ese agujero y te mate a golpes? –Parco se cruzó de brazos. -Creo que trae un bat en la cajuela. ¿Traes un bat en la cajuela?

Marty asintió sin decir nada y Junior chilló otra vez al imaginarse el sufrimiento; sin embargo, la falta de conciencia de Parco hacia su vida lo aterrorizaba mas que esa pistola que cargaba. Entonces tuvo una epifanía y entendió que realmente las armas no matan, sino la gente que las porta, gente tan inhumana como Parco Viletti.

jueves, 22 de abril de 2010

El Ángel de Cenizas - Parte 1

Pocas cosas son más bellas que una mujer pura.

Freya se pasó más de diez minutos frente al espejo jugando a sonreír. Sus perlas alineadas adquirían un tinte incandescente con el candor rojo de sus carnosos labios. No había mueca que pasase desapercibida ante tan angelical porte, una cualidad de la jovencita de cabello rubio oscuro que muchas veces no admitía o siquiera conocía. Se encontraba en el baño con el húmedo cabello colgando empapado de las suaves facciones de su rostro, con una larga toalla envuelta sobre el torso. Algo de agua aún recorría su piel como sudor al hacer el amor; afortunadamente no bloqueaba su visión ni su casi científico análisis de sus sonrisas.

viernes, 16 de abril de 2010

Requiém para la Belleza Carmesí

A todo lo trágico y todo lo bello.

Ayer me habló una guitarra.

Era de cuerpo rubí reluciente, cuello de garza y voz clara como la caída de una cascada; algo en sus harmonías me provocaba. Irónicamente, ella era tan tímida como una novia reservada. Sólo el cálido tacto de un muchacho con manos de obrero era capaz de arrancarle probadas a su delicada voz tan hermosamente afinada.

Tomó algo de tiempo ganarme su confianza en aquel parque acariciado por el mediodía. Justo cuando su voz estaba a punto de alcanzar su cénit, sus musicales palabras eran superadas por el sonrojo de una imposible timidez. Perseveré. Poco a poco me volví su confidente con un silencio cargado de comprensión y muda pleitesía que pudo comprender. Así pues, habiéndose relajado, dio inicio a su relato con un lento pero constante ritmo en su voz, como si ésta se encontrara aún tullida e insegura.

No se molestó en hacerme saber su nombre. Prefirió contarme la historia de su antiguo amor con una candidez que sacudió mi corazón.

miércoles, 14 de abril de 2010

Digan Hola a Míster Violencia

Hay una bestia en todos.


Sueño con lastimarte a ti, a tus hermanos, a tus padres y a tu perro. No estoy hablando de insultos, comentarios indiscretos o ácidos chismes a tus espaldas; hablo de molerte a puñetazos, pisotearte el rostro y patearte el pecho hasta que quede un cráter. No me preguntes por qué. Sería como preguntarme por qué respiro.

La verdad es que no te conozco y difícilmente me voy a interesar por cambiar ese hecho. Carajo. Lo mas probable es que jamás crucemos miradas; pero en el desafortunado caso de que así fuera, te aseguro que verías a un tipo rudo, loco y desatado.

También te irías sin un solo rasguño, y eso porque encima de todo soy un cobarde. Podía hablarte a detalle –y ad nauseum- sobre el coma en el que te dejaría si se me viniera en gana ponerte las manos encima, pero luego te reirías al verme titubear o, peor aún, huir. No es que sea débil, o que le tema al dolor. Simplemente me corroe la enfermedad de la incertidumbre y la falta de espontaneidad, como seguro a ti también te sucede. Tú y yo estamos anclados por una clase de miedo tan mordaz que encontró la manera de volverse aceptable: el miedo a las consecuencias y lo desconocido. Así que, cuando piense en destrozarte, encontraré mi supuesto plan perfecto mas emocionante que lo que sucedería en realidad, donde todo saldría en mi contra. Lo curioso es que seguro no te mataría, mutilaría ni violaría, así que no debo estar tan deschavetado. Considérate afortunado.

¿Conoces a Nicky Santoro, de la película Casino? Ese es la clase de tipo duro que me gustaría ser, llevando trajes caros y anillos que me costarían ahora tres años de salario, usando gafas tan negras como mi interior y caminando con el mundo extendiéndose a mis pies. Como Nicky quiero tener el poder para doblegar a otros y humillarlos a voluntad, excitándome con su miedo. Quiero ser la ley en las calles, el enemigo público, la mala influencia para tus hijos. No ansío mas que una muerte cobarde después de incontables intentos por ponerme en mi lugar de parte de enemigos y traidores, ni anhelo otra cosa que no sea jugar al póker y tomar cerveza con el diablo cuando mi tiempo en la tierra se termine. Quiero que pongan una lápida podrida sobre mi tumba que lleve inscrita “Violencia y Maldad” bajo mi nombre, en letras que puedas leer a kilómetros de distancia, y que la fosa en la que me entierren lance smog, cenizas y azufre por toda la eternidad.

Es una lástima, ya que seguro nada de eso va a pasar. Todo porque no puedo atreverme a dejar que mi verdadera naturaleza siga su curso. Me han domesticado como a ti para seguir reglas y temerle a todo: a los padres, la policía y a Dios. Soy un eunuco, un culón, y a pesar de ello el hecho de que acepto mi situación y verdadera identidad seguro me hace mejor persona que tú.

En fin. ¿Qué se le va a hacer? Sigue tu aburrido camino y vete sin cuidado, que por mas que lo desee te voy a dejar en una sola pieza; no obstante, jamás se te olvide que cuando el día muera y las centellas de esta veloz ciudad aúllen, en los sueños de sangre que mis frustraciones han erigido, te voy a borrar esa estúpida sonrisa de la cara. A ti y al idiota que puede tengas o no al lado.